El jueves 11 de agosto en las instalaciones del Centro Cultural de La Guajira se llevó a cabo un grupo focal con mujeres afroguajiras integrantes del Colectivo Mata ‘e Pelo.
Las participantes expresaron que existen manifestaciones de violencia contra las mujeres que las afectan de forma particular por ser afro y por la manera en que desde época de la Colonia se construye su subjetividad.
Una de las participantes señaló: “Yo siento que la violencia contra nosotras las mujeres negras está en todos lados sí, pero es desde nuestra humanidad. Porque nos quisieron arrebatar nuestra humanidad, nos quisieron hacer sentir que éramos un animal salvaje y lo dice Ángela Davis en su libro Mujeres, raza y clase, los esclavistas convirtieron a las mujeres negras en máquinas paridoras de hijos… A nosotras nos robaron la humanidad por mucho tiempo” (Rayza De La Hoz).
Un aspecto que estuvo muy presente a lo largo del diálogo fue la violencia y la discriminación a la que se ven expuestas por el cabello. Desde la infancia, usar el cabello afro natural puede generar burlas, violencias y exclusión. Situación que no mejora en el ámbito laboral, donde muchas veces se ven obligadas a alisarse el cabello por imposición de una sociedad racista y discriminadora que las excluye si no están dispuestas a ajustarse a unos modelos de blanqueamientos impuestos y que les generan dolores, no solo emocionales, sino físicos debido a lo fuerte y nocivo que pueden llegar a ser algunos de los productos para “alisar” el cabello.
Una de las participantes manifestó que la gente habla de “pelo bueno” y “pelo malo”, pero detrás de esa idea de que el pelo es malo se invisibilizan los efectos nocivos de los productos que se usan para alisarlo que van desde cáncer, llagas en la cabeza, quemaduras… Así las cosas, para ellas el cabello se convierte, al mismo tiempo, en símbolo de violencia y símbolo de resistencia, de orgullo por lo que son.
Esto llevó a que dentro del colectivo se haya buscado reivindicar y reconocer el pelo afro natural como un símbolo de orgullo y de reconocimiento.
La estética afro, el valor político del uso del turbante y las trenzas, se convierten en elementos que buscan empoderar a las mujeres afro y fortalecer su capacidad de agencia.
Ellas señalan que esa resistencia ha costado mucho y se encuentran obstáculos fuertes para el ejercicio de sus liderazgos.
Otro obstáculo importante en el ejercicio de sus derechos y una forma de violencia es la hipersexualización, que es una forma de racismo. Las participantes consideran que la permanente erotización de sus cuerpos, de su imagen, implica un irrespeto a su condición de personas. Señalaron que los comentarios racistas que reciben por sus cuerpos hacen daño, no solo por se mujeres sino por ser negras.