Las violencias contra las mujeres no pueden justificarse por razones culturales

El martes 19 de abril de 2022, en las instalaciones de la Universidad de La Guajira, en Riohacha, el equipo de investigación del Proyecto TELARES realizó un grupo focal en el que participaron estudiantes universitarios, tanto mujeres como hombres, pertenecientes a distintas disciplinas académicas. Se contó con la colaboración del Área de Desarrollo Humano de este centro de estudio para su ejecución.

Durante aproximadamente dos horas, el estudiantado estuvo reflexionando y debatiendo sobre la problemática de las violencias contra las mujeres, las adolescentes y las niñas en el mundo y, particularmente, en el departamento de La Guajira.

Hubo consenso en que, pese a los cambios ocurridos en la sociedad y los avances que se observan en la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres, aún persisten roles y estereotipos de género que mantienen a las mujeres en una posición de desventaja y que se vinculan con las violencias que padecen. Esto ocurre también en las jóvenes generaciones que reproducen los patrones de comportamiento tradicionales.

Se señaló que no bastaba con que se pudieran detectar los comportamientos violentos, sino que se necesitaba hacer más: se requiere un compromiso por parte de todos y todas para luchar contra este flagelo.

Se debatió sobre el vínculo existente entre la cultura y las violencias contra las mujeres por razones de género. Algunas de las personas asistentes señalaron que, en ciertas culturas, este tipo de violencia se consideraba “normal”, de tal manera que no era vista como algo malo o como delito. Se generó una reflexión a partir de este punto y se acordó que, cuando hay valores dentro de una cultura que atentan contra la vida de las mujeres, se deben cambiar y no justificarlos.

Los y las jóvenes generaron propuestas interesantes para prevenir y atender las violencias contra las mujeres, las adolescentes y las niñas, con el fin último de erradicarlas. Se señaló la importancia de abrir espacios para el diálogo y la comunicación donde se pudiera abordar este tema de forma libre, de manera que las mujeres víctimas se sintieran en confianza para hablar de lo que les ocurrió, de que no son conductas normales y que hay otras que han vivido experiencias similares.

Se planteó la necesidad de ir más allá de visiones punitivistas que solo hablan de castigar a los agresores e incorporar, como medida más importante, la atención integral a las mujeres víctimas de esta violencia, de manera que puedan desarrollar su proyecto vital.

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